La conservación in vitro de germoplasma vegetal ofrece la posibilidad de almacenar un elevado número y variedad de muestras en un área reducida y facilita el acceso a ellas para su propagación masiva de plantas. Fue propuesta en los años 70 con el objetivo de prevenir la erosión genética y mejorar la productividad agrícola de muchas especies a partir de la conservación de diferentes especies y genes de interés. Constituye parte esencial de la estrategia general para la conservación y el intercambio de recursos fitogenéticos a nivel mundial, siendo alternativa para la preservación de material vegetal para la propagación masiva de plantas.
Para la conservación de germoplasma vegetal existen dos estrategias básicas: La conservación in situ y la conservación ex situ. En la conservación in situ, las especies se mantienen en su hábitat natural, por lo general en parques nacionales, reservas biológicas y reservas ecológicas. Mientras que en la conservación ex situ, las especies se preservan fuera de su hábitat natural, en bancos de semillas botánicas, bancos de plantas en campo o en bancos de plantas in vitro.
Los bancos son sitios para la conservación de los recursos genéticos en condiciones controladas que involucran diversas técnicas de cultivo y almacenamiento in vitro. En ellos se busca maximizar la diversidad de ejemplares recolectados de poblaciones en campo o en su centro de origen y ha permitido el fomento y desarrollo de bancos de germoplasma in vitro que han tributado a la comunidad científica y al mantenimiento de una importante biodiversidad. El principal objetivo de los bancos de germoplasma in vitro es conservar las especies que presentan semillas botánicas de corta y poca viabilidad, cultivos de propagación vegetativa o clonal, o que son altamente heterocigóticos y requieren ser propagados vegetativamente para conservar su integridad genética.
Los avances alcanzados en el cultivo in vitro dieron la posibilidad de desarrollar nuevas alternativas para la conservación ex situ, al permitir disponer de suficientes individuos en períodos de tiempo relativamente cortos y facilitar la manipulación del material vegetal al ser plantas con un desarrollo fisiológico homogéneo. Desde entonces, la conservación in vitro de germoplasma vegetal constituyó una herramienta de trabajo que apoyó la conservación de semillas botánicas y la conservación en campo.
En cualquier momento los tejidos almacenados en condiciones de crecimiento retardado pueden ser transferidos a medios de regeneración para obtener la cantidad de plantas requerida. De esta forma es posible contar con una fuente ilimitada de material vegetal para diversos fines, como el establecimiento de cultivos para su explotación o su uso ornamental, sin necesidad de recurrir a la colecta de ejemplares silvestres.